La isla

Días soleados durante todo el año, vistas impresionantes y deliciosas opciones culinarias para colmar todos tus antojos: no hay nada comparable a una aventura en San Martín. Afortunadamente para el viajero aventurero, la isla es fácilmente accesible, ya sea mediante embarcaciones de recreo, aerolíneas comerciales, aviones privados, vuelos chárter o líneas de cruceros.

San Martín está custodiada por una cadena de exuberantes colinas verdes con cimas desde las que se puede disfrutar de impresionantes vistas de los valles, el mar y las islas vecinas. Su paisaje montañoso está conectado por una sencilla red viaria que hace que la conducción sea una experiencia de lo más entretenida. La isla está rodeada por el mar Caribe y por el océano Atlántico, que dibujan un atractivo paisaje costero. San Martín se sitúa en el Caribe oriental y es una base ideal para visitar las islas cercanas, ya que su ubicación geográfica hace que viajar al este, sur y oeste sea de lo más fácil. El clima es tropical durante todo el año y se puede disfrutar de encantadoras noches frescas. El pintoresco entorno convierte a San Martín un sereno paraíso isleño.

Playas relajantes

La impresionante experiencia de la isla comienza incluso antes de aterrizar, con las extraordinarias vistas que ofrecen los aterrizajes en la bahía de la playa de Maho. Las cristalinas olas estrellándose en la arena serán lo único en lo que puedas pensar durante el descenso. En ese momento, descansar sobre la cálida y brillante arena antes de sumergirse en las tranquilas aguas del mar será un sueño efímero a punto de hacerse realidad. Por suerte para ti, tenemos una playa por cada milla cuadrada de isla, lo cual significa que tienes nada menos que 37 playas de aguas turquesas esperándote. 

Donde quieras que estés en la isla, estarás tan solo a 15 minutos de las mejores playas de San Martín. La cálida arena blanca te proporcionará ese tipo de terapia que ni siquiera sabías que necesitabas. Las tentadoras aguas cristalinas incitan a disfrutar de una inmersión matutina al despertarse o un ritual relajante justo antes de acostarse. Los habitantes locales también aprecian las arenas finas y blancas y las aguas tranquilas por sus propiedades curativas. 

Mientras que algunas playas te darán el silencio y la paz total que necesitas para relajarte, otras ofrecen mucha animación y vida, así como excelentes lugares con deliciosas opciones de restauración. Las encantadoras costas de San Martín tienen algo para todos los gustos, ya sean las largas bahías salpicadas de deliciosa bruma salada o pequeños y aislados miradores costeros. 

Una historia única

San Martín es una isla llena de diversidad cultural, famosa por estar repartida entre el Reino de los Países Bajos y Francia. La unión de ambos territorios se ratificó en el Tratado de Concordia, firmado en 1648. El lado holandés comprende 16 millas cuadradas y el francés de 21, pero, curiosamente, la lengua materna en toda la isla es el inglés. La oferta de dos estados en uno que ofrece la isla de San Martín supera a todos los «2 x 1» que puedas imaginar. Antes de su urbanización, «la isla amistosa», como se la conoce cariñosamente, era un destino rural. Hoy, las escenas del pasado se aprecian en los múltiples lugares de interés histórico, edificios y ricas tradiciones locales. 

Una capital vibrante

Los paseos por Phillipsburg están llenos del espíritu creativo e industrial de la isla, al tiempo que ofrecen unas vistas increíbles del paisaje montañoso de San Martín y de su galardonado puerto. Su paseo marítimo y idoneidad geográfica para la contemplación de las puestas de sol, convierten a esta capital en un paraíso para los amantes de las compras y la gastronomía. Además, las compras están libres de impuestos y las tiendas locales tienen algo para todos los gustos. Desde Philipsburg, puedes desplazarte cómodamente a cualquier parte de la isla, cuando te hayas saciado de su explosión de vida comercial y divertidas actividades de ocio.